«El Banco de Semillas está considerado como el método más efectivo para conservar las especies»

Alicia Roca Salinas es la responsable del Banco de Semillas y de las Colecciones de Planta Viva del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo-UA CSIC. Desarrolla su actividad investigadora en el Jardín Botánico desde hace más de 35 años y asegura que la pérdida de las especies es tan rápida que los bancos de semillas son el método más efectivo para preservar el patrimonio genético y que pueda ser utilizado en el futuro. En esta entrevista nos explica el valor de las plantas “que constituyen la base de la vida”.

-¿Qué es un Banco de Semillas?

-Son instalaciones donde se conservan las semillas (en condiciones controladas de humedad y temperatura inferior al 10% y a cero grados respectivamente) periodos de tiempo muy largos, décadas o incluso cientos de años, con la finalidad de disponer de una copia de seguridad de la  biodiversidad vegetal que podrá ser utilizada en cualquier momento en investigación y en trabajos de restauración ambiental.

Los Bancos de Semillas son técnicas de conservación ex situ, es decir, de conservación de las especies fuera del medio natural, y actualmente están considerados como el método más efectivo para preservar las especies. Una vez almacenadas, las semillas requieren una atención mínima y la mayoría ocupa poco espacio frente al que se necesitaría para preservarlas en forma de planta viva

Cada semilla tiene su propia información genética y es potencialmente una planta nueva. Esto quiere decir que en cualquier momento y en cualquier lugar podemos disponer de este material genético sin tener que acudir a la población natural. Los bancos de semillas actúan como un seguro de vida de la biodiversidad de manera que si algún día desaparece una especie del medio natural tenemos la posibilidad de germinar las semillas y plantarlas de nuevo.

– ¿Cuándo se fundaron los primeros Bancos de Semilla y en concreto el Banco de Semillas del Jardín Canario?

-El hombre desde que se dedicó a la agricultura ha ido año tras año guardando y seleccionando sus semillas. Siempre ha organizado de manera natural su propio Banco. Sin embargo, los primeros surgieron en la década de 1950 debido a la pérdida de diversidad genética, sobre todo en los cultivos locales.

Organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dieron la voz de alarma y consideraron que toda esa variedad genética que existía en cualquier aldea del mundo necesitaba ser conservada. Fue entonces cuando se crearon los primeros Bancos de Semillas para especies cultivadas. A partir de ahí se aplicó esa misma técnica a las especies silvestres. El primer Banco que surgió en España fue 1966 de la mano del Profesor Gómez Campo en la Universidad Politécnica de Madrid. En 1983 se creó el Banco de Semillas del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo con la finalidad de preservar la flora nativa de las islas canarias dando prioridad a las especies endémicas y amenazadas.

¿Cuáles fueron las causas para crear este primer Banco de Semillas?

-Una de las causas fue la alarmante pérdida de biodiversidad que se estaba produciendo en las Islas Canarias. Tenemos más de 600 especies endémicas y muchas de ellas amenazadas de extinción, todo eso debido a la actividad humana. La desaparición de las especies siempre ha tenido lugar a lo largo de la historia debido a procesos naturales tales como las glaciaciones o las fases de desertificación. Las plantas han respondido a esos cambios ambientales desapareciendo algunas y apareciendo nuevas especies. Lo que ocurre actualmente es que el hombre está interviniendo tanto en el medioambiente (deforestación, desarrollo industrial, polución, introducción de especies exóticas invasoras, etc.) que está fragmentando los hábitats y alterando la composición de los ecosistemas produciendo cambios tan rápidos que las especies no pueden adaptarse.

A ello hay que añadir los efectos del cambio climático que obligará a las especies a buscar espacios apropiados para vivir. Todo esto ha dado lugar a que se tengan que tomar medidas de conservación, complementarias a las medidas de conservación en el medio natural, siendo los bancos de semillas una forma adecuada para almacenar el patrimonio genético. Todas las plantas están aquí porque supieron adaptarse y representan millones de años de evolución.

Además, hay que recalcar la importancia de la conservación de las especies porque las plantas constituyen la base de la vida en la Tierra. Las plantas producen los alimentos, las materias primas, las medicinas, regulan el clima, producen el oxígeno y por eso la desaparición de una planta, de una especie, implica también la desaparición de otras especies que dependen de ella.

Los jardines botánicos son actualmente lugares idóneos para la conservación de la flora local, a través de sus colecciones de plantas vivas -recreando hábitats y ecosistemas naturales- y de los bancos de germoplasma (generalmente bancos de semillas). Además juegan un papel muy importante en la investigación y en la educación ambiental dirigida a la población general.

-¿En qué consiste el trabajo diario en el Banco de Semillas?

-La conservación comienza con un trabajo de documentación sobre la localización de las poblaciones naturales y el momento idóneo para la recolección. En el campo, hacemos un informe del estado de la población, inventario de las plantas que existen y se recogen las semillas que estén sanas y que representen la mayor diversidad genética posible

Ya en el laboratorio se lleva a cabo la limpieza de la semilla para quitar todo los restos de partículas del suelo, los restos de flores y ocupar el menor espacio posible. La limpieza se hace de forma manual. Se trata de un trabajo minucioso y lento para no dañar la semilla. Después se deshidratan, hasta alcanzar un 5-7% de humedad, con ello el metabolismo de la semilla se ralentiza y por último las semillas se encapsulan en envases de vidrio herméticos, se etiquetan  y se almacenan en cámaras de congelación a -18ºC. Toda la información recabada se introduce en una base de datos.

El trabajo de los Bancos de Semillas implica además conocer las condiciones óptimas para que las semillas germinen, o como responden las semillas al almacenamiento prolongado

 

– ¿Cuántas especies de semillas hay actualmente en el Banco de Semillas del Jardín Botánico? ¿Existen muchas especies amenazadas?

-Tenemos almacenadas 4.900 muestras que representan a 550 especies nativas de canarias. De las 220 especies incluidas en el Catálogo Canario de Especies Protegidas tenemos conservadas una muestra de la diversidad genética de un 70% de ellas.

También contamos en el Banco de Semillas con la colección de cultivares antiguos de Gran Canaria con unas de 430 muestras de 42 tipos de cultivo y duplicados de semillas de otros bancos de semillas españoles como medida de seguridad.

 

– ¿Hay alguna semilla que estuviera amenazada y que haya sobrevivido gracias al Banco se Semillas?

-Uno de los casos se produjo con la colección de plantas vivas y semillas del Limonium tuberculatum (siempreviva rosada). Esta planta vivía en el sur de Gran Canaria, en la zona de Maspalomas, pero la especie desapareció debido al boom turístico y se ha podido recuperar gracias al material genético que teníamos conservado tanto de planta viva como de semillas.

Otra de las especies muy amenazada en la que trabajamos actualmente es la yerbamuda de Jinámar – Lotus kunkellii. Se trata de un endemismo local localizado en un único enclave en Gran Canaria que se encuentra gravemente amenazado debido a una intensa actividad antrópica en su hábitat (extracción de arena, vertidos incontrolados, desarrollo urbanístico, etc.). El Plan de Recuperación aprobado en 2009 plantea distintas medidas para aumentar el número de ejemplares existentes. Con las semillas conservadas se ha puesto a punto el protocolo de germinación y las plantas producidas se han utilizado para reforzar la población.

 

-¿En qué están trabajando actualmente?

-Actualmente estamos participando en el proyecto “Recolección de germoplasma y desarrollo de protocolos de manejo in situ de plantas protegidas de España”, puesto en marcha por la Asociación Ibero-Macaronésica de Jardines Botánicos. El Jardín Canario forma parte de esta red en la que estamos presentes jardines botánicos de España y Portugal. Cada Jardín ha seleccionado 5 especies amenazadas y trabajamos en el desarrollo de los protocolos de germinación y cultivo y la recolección y conservación de sus semillas lo que nos permite disponer de un conocimiento científico que es esencial para el buen desarrollo de políticas ambientales y programas de rescate.

A su vez formamos parte de la Red Europea para la Conservación de Semillas Silvestres en la que participamos más de 30 instituciones.

Por otra parte, nuestro reto de cara al futuro en el Banco de Semillas es ampliar la biodiversidad que tenemos conservada y recolectar especies que aún no tenemos. La actividad del banco de semillas está orientada a cumplir con los objetivos de la Estrategia Global para la Conservación Vegetal. Para el periodo 2010-2020 propone una serie de metas que incluye entre otras la conservación ex situ de al menos el 75% de las especies de plantas amenazadas y que al menos un 20% estén disponibles para programas de recuperación y restauración; promover la educación y la concienciación pública sobre la importancia de la diversidad de plantas y su conservación o establecer y fortalecer redes de cooperación a nivel regional, nacional e internacional para alcanzar los objetivos de la Estrategia.

– En relación al proyecto internacional ENCLAVES, ¿cómo ha sido este trabajo de cooperación con Marruecos?

-El proyecto ENCLAVES (Estudio de los Vínculos Florísticos de Canarias con el Enclave Macaronésico Continental de Marruecos) cofinanciado por el Programa de Cooperación Transnacional MAC 2007- 2015 reunió por primera vez a grupos de investigación del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo- Unidad Asociada al CSIC, del Institut Agronomique et Vétérinaire Hassan II y de la Université Ibn Zohr de Agadir (Marruecos) con el objetivo de llevar a cabo estudios para comprender mejor las conexiones  florísticas entre Canarias y el denominado “enclave macaronésico continental” de Marruecos.

La relación que hemos mantenido con nuestros socios ha sido muy importante sobre todo en lo que concierne a la taxonomía de las especies en estudio y la localización de sus poblaciones, haciendo más operativas las campañas de recolección de material en el ámbito geográfico de intervención, que incluye las Islas Canarias y parte de la costa Atlántica de Marruecos.

Participamos en dos de las expediciones a Marruecos donde recogimos 50 muestras de semillas de especies algunas exclusivas de Marruecos y de otras que son compartidas entre ambos territorios. Además recolectamos un centenar de muestras en Gran Canaria (especialmente en la zona de la Reserva de la Biosfera). Por otro lado, nuestros socios realizaron varias visitas a Canarias teniendo la oportunidad de conocer Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria. Ahora estamos estudiando la morfología de las semillas y comparando su comportamiento germinativo que nos dará pautas sobre la adaptación al hábitat en que crecen y que, unido a los conocimientos generados por los estudios multidisciplinares de biología reproductiva, taxonomía y biología molecular, permitirá establecer hipótesis sobre el origen y la relación entre ambas floras.

– ¿Qué ha aportado el Banco de Semillas a este proyecto?

-Uno de los objetivos era incrementar la diversidad genética de las colecciones de semillas que tenemos conservadas en el banco. En el caso de grupos como Lotus (corazoncillos) o Limonium (siemprevivas), que tienen una amplia representación en Canarias y además muchas de sus especies se encuentran amenazadas, y nosotros participamos en sus Planes de Recuperación, el poder disponer de material genético que pueda ser utilizado en cualquier momento para actuaciones de conservación es muy importante. Por otro lado el proyecto contempla la creación de una red de cooperación transnacional para el intercambio de conocimiento, formación y material genético lo cual facilitará la colaboración mutua en futuros proyectos

 

 

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