«En Gran Canaria hay especies en peligro crítico de extinción que deben enfrentarse a varias amenazas, con la acción humana como la más devastadora»

El centro de educación obligatoria Rey Juan Carlos I de Valleseco ha participado de una de las conferencias impartidas por el personal del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo con motivo de las Semanas de la Ciencia, en las que la investigadora Inmaculada Guillermes ha advertido del grave peligro de las especies amenazadas de Gran Canaria.La licenciada de grado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctora en Biología por la Universidad de A Coruña ha sido la encargada de poner el relieve la grave situación de las especies vegetales, que cuentan con poblaciones muy localizadas y de pocos ejemplares en Gran Canaria, único lugar donde crecen naturalmente.

“El catálogo de especies amenazadas contempla hasta 2.027 plantas, dentro del cual están registrados 213 endemismos insulares y pluriinsulares”, ha destacado Guillermes.

Las especies categorizadas como amenazadas se enfrentan “a un riesgo muy alto de desaparición, siendo susceptibles de extinguirse en el corto plazo”, ha asegurado la ponente, recalcando que “los endemismos insulares tienen la dificultad añadida de estar limitadas a un espacio muy reducido y limitado, lo que hace que la información sobre la planta sea clave en su conservación”.

Entre las amenazas a las que se enfrentan estas especies endémicas grancanarias se encuentran factores ambientales, como la competencia con otras especies por el espacio, la reducción de la humedad en su hábitat, especies invasoras o la acción de animales herbívoros, entre otros.

Sin embargo, lo que más preocupación e interés ha generado a los alumnos es lo que determina la acción humana, una de los principales peligros a los que deben enfrentarse a estas especies.

“La destrucción del entorno, el cambio climático, el descontrol del ganado fuera de las zonas de pasto y plantar especies sin tener en cuenta las peculiaridades de la zona son algunas de las amenazas que ha introducido el hombre”, ha subrayado la ponente, “aunque también existen otras como los incendios, desprendimientos, sequías, lluvias torrenciales o los recolectores, personas que por su atractivo se llevan las plantas sin tener en cuenta la peligrosidad de su acción para la naturaleza”.

Algunas de las especies que han sido presentadas dentro de este alto riesgo de extinción han sido plantas identificadas por los alumnos, que reconocieron su sorpresa al saber el peligro que tienen de desaparecer.

La bencomia de Tirajana, la globularia sarcophylla, la flor de mayo o la cresta de gallo de Doramas son algunas de las especies amenazadas propias de Gran Canaria, tal y como ha indicado la experta durante su exposición, en la que también comentó el peligro del drago de Gran Canaria, del que apenas existen 76 ejemplares.

“Algunas de estas especies no han desaparecido por completo al existir individuos en zonas de difícil acceso de la isla, lo que evita que el hombre y los animales acaben con ellas”, ha destacado.

Estudio y repoblación
El Jardín Canario y el equipo de profesionales del centro trabajan mano a mano para la conservación y la preservación de las especies, ha remarcado Guillermes, un papel “clave” para la biodiversidad de la isla y para la supervivencia de las especies amenazadas.

Este es el caso, como ha descrito la ponente, de la cresta de gallo de Doramas, caracterizada por sus flores de colores cobrizos, que crece en zonas de risco y de difícil acceso. Actualmente, según ha recalcado la especialista, existen en Gran Canaria cuatro poblaciones de esta especie, localizadas en espacios naturales protegidos y bajo la amenaza de desprendimientos y cambios en la climatología.

El Jardín Canario ya ha puesto en marcha, con el fin de preservar esta planta, un plan de recuperación en la zona, en la que intervienen varios departamentos de la entidad para repoblar las zonas naturales de crecimiento con los ejemplares genéticamente más desarrollados.

Tal y como ha destacado Inmaculada Guillermes a los estudiantes, este trabajo de conservación también se ha llevado a cabo con la hierba muda de Jinámar, cuyo hábitat en las inmediaciones de centros comerciales y áreas industriales hacen compleja su recuperación de forma natural.

La amenaza de los incendios y el pastoreo sin control

La experta en biología ha incidido en un problema cada vez más relevante en la conservación de la flora, como es el descontrol del ganado en las zonas no autorizadas. “Cuando se deja a los animales pastar libremente fuera de las zonas habilitadas para este fin, la flora se ve muy amenazada”, ha comentado, “las cabras, ovejas y demás animales comen lo que encuentran a su paso, a veces especies amenazadas y flora protegida”.

Aunque en ocasiones los pastores no le dan la importancia que merece, “el impacto que tiene el descontrol de las zonas de pasto puede tener consecuencias irreparables para la biodiversidad de Gran Canaria”.

Del mismo modo, ha puesto el acento en la importancia de la prevención de los incendios forestales, que son una de las principales amenazas para las especies protegidas. En las laderas afectadas por el reciente incendio de Gran Canaria el pasado mes de septiembre se encuentra el hábitat de algunas de estas plantas, que actualmente han sido devastado.

“Esperamos a la primavera para ver si la semilla ha sobrevivido al incendio y es capaz de recuperarse de forma natural”, ha subrayado, “si no es así, en el Jardín Canario y gracias al banco de semillas podremos recuperar la flora endémica de la zona”.

 

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