El impacto de las Especies Exóticas en los Ecosistemas Insulares: el caso de las Islas del Golfo de California y el Pacífico Norte de México

Con más de 900 cuerpos insulares las Islas del Golfo de California o Mar de Cortés y las islas frente a las cosas del pacífico norte de México conforman una intrincada red de cuerpos insulares que van desde pequeñas salientes rocosas, hasta enormes islas rocosas y barras de arena cuyos tamaños oscilan desde los cientos de metros hasta cientos de kilómetros cuadrados.

Aisladas por millones de años como parte del proceso de formación del Golfo de California, han sido consideradas verdaderas joyas de la diversidad biológica de México. Los endemismos, principalmente de plantas vasculares, mamíferos y reptiles son realmente impresionantes. Dentro de ellas, las mas oceánicas en el Golfo de California y las del pacífico frente a las costas de la Península de Baja California cuentan con al menos un micro endemismo de una especie o subespecie en algunos de estos grupos taxonómicos.

Durante los procesos de colonización humana de los estados costeros del noroeste de México que colindan con el Mar de Cortés y el Pacífico Norte, y como parte del desarrollo de las actividades económicas consecuentes, particularmente, la cacería de focas y nutrias marinas, el aprovechamiento del guano depositado por las aves y posteriormente la actividad pesquera, las islas se convirtieron en puntos estratégicos para la economía regional y nacional. Durante estos procesos, de manera voluntaria o involuntaria, fueron introducidas, en algunas de ellas, especies exóticas como cabras, borregos, burros, perros, gatos, conejos, ratas y ratones.

Estas especies introducidas rápidamente se tornaron invasoras generando una serie de impactos que, en los casos más críticos, provocaron la extirpación o la extinción total de algunas de las especies endémicas o de distribución restringida. Entre los casos más dramáticos en las islas de la vertiente del pacífico tenemos la extinción en vida silvestre de la Paloma de Socorro endémica de la isla del mismo nombre en el Archipiélago de Revillagigedo y las extinciones totales del Petrel (Oceanodroma macrodactyla) y el Caracara (Caracara lutosus) ambos endémicos de la Isla Guadalupe, también existen casos de reducciones drásticas como el caso del Venado Bura de la Isla Cedros, el Pino radiata (compartido entre las islas Cedros y Guadalupe) y el Ciprés de Guadalupe (endémico de la isla del mismo nombre).

En las islas del Golfo de California la introducción de ratas y ratones, gatos y cabras ha sido la causa de la desaparición de dos especies de roedores endémicos y de que se hayan diezmado las poblaciones de algunas colonias de aves marinas, como es el caso de los bobos de patas azules y bobos cafés de la isla San Pedro Mártir.

Considerando que la mayoría de las introducciones de especies exóticas en las islas fueron hechas durante el siglo XIX y que la mayoría de esas islas no formaron parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de México sino hasta finales de los años 70’s, es que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en estrecha colaboración con Organizaciones de la Sociedad Civil, instituciones académicas y con el apoyo de la Secretaria de Marina y Secretaría de Gobernación, nos hemos dado a la tarea de implementar acciones para la prevención, el control y la remoción de las especies invasoras en el territorio insular que constituye parte de la red de áreas naturales protegidas de México.

Para la conservación de la biodiversidad insular, la introducción de especies exóticas representa nuestra peor pesadilla. Teniendo en cuenta que las especies insulares han evolucionado en estos ecosistemas en relativo aislamiento y poseen tasas de colonización muy bajas su vulnerabilidad a la presencia de exóticos es muy alta.

De las 484 extinciones documentadas desde el año 1600, el 75% de éstas han sido de especies endémicas de alguna isla (World Conservation Monitoring Centre, 1992). Las especies introducidas han sido parcial o totalmente responsables del 67% de estas extinciones, basado en las 147 especies insulares para las que se conoce la causa de extinción. A nivel global se sabe que las especies introducidas han sido responsables de innumerables extinciones y otros efectos ambientales catastróficos, alterando hábitats y procesos ecológicos, perjudicando o acabando con los servicios ambientales, indispensables para el bienestar humano. (DOF, 2 de febrero de 2011).

Se reconoce que una de las mejores acciones para enfrentar este grave problema es la prevención ya que es mas costeable, económica y ambientalmente amigable que cualquier remediación aplicada para combatir una introducción (Shine et al, 2000).

A esto hay que agregar que actualmente los costos sociales también deben ser considerados pues iniciar un proceso de control y remoción de especies exóticas representa un reto por las implicaciones éticas que argumentan algunos grupos que luchan por los derechos de los animales, sin olvidar claro, que esos mismos derechos tienen los organismos nativos a subsistir en su ambiente natural sin estar en clara desventaja ante la presencia de una especie introducida intencional o accidentalmente.

Finalmente es importante entender que el verdadero valor de estos procesos está en la posibilidad que aún tenemos, en la mayoría de los casos, para restaurar estos frágiles ecosistemas hasta llevarlos lo más cercanamente posible a su estado original y mantener con ello los bienes y servicios ambientales que nos proporcionan y que aun en estos días se siguen estudiando para comprender su inmenso valor, no sólo para la supervivencia de las especies que allí habitan sino para la conservación de la vida, incluyendo al hombre, a nivel global.

Carlos Castillo Sánchez
Director Regional Noroeste y Alto Golfo de California, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, México

 

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