Un reciente artículo científico propone la denominada ‘Hipótesis del incremento de endemicidad del Pleistoceno tardío’, que relaciona parte de la gran diversidad de la flora endémica canaria actual con la estabilidad climática del archipiélago durante las últimas glaciaciones, y analiza los factores que la ponen en riesgo en el Antropoceno.
Acaba de publicarse en la prestigiosa revista ‘Journal of Biogeography’, y en él participan investigadores del Jardín Botánico Canario, la Universidad de Granada, el Real Jardín Botánico de Madrid-CSIC, la Universidad de Lisboa, el Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias y el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). Forma parte de los trabajos del proyecto NEXTGENDEM de la convocatoria Interreg MAC, dedicado a la gestión científica de la flora de Macaronesia mediante el análisis de datos multidisciplinares sobre las especies y los espacios en los que se distribuyen.
Según el Dr. Juli Caujapé Castells, investigador principal del proyecto y director del Jardín Botánico Canario‘Viera y Clavijo’-Unidad Asociada al CSIC, “el germen del artículo fue la idea de que la distribuciones actuales de las especies canarias podían aún contener información sobre el impacto de las últimas glaciaciones en la composición florística del archipiélago. A partir de ahí, la máxima dificultad fue crear un marco hipotético claro para testar e interpretar los contrastes entre la distribución de la flora endémica, que conocíamos, y la distribución de la flora nativa no endémica, que era desconocida. Pudimos generarla con los registros del Banco de datos de biodiversidad de Canarias”.
Caujapé precisa que “si hemos podido detectar la huella climática de los últimos ciclos glaciales en la flora actual es porque ocurrieron muy recientemente, entre 120.000 y 18.000 años atrás. Sospechamos que otros cambios ambientales mucho más antiguos dejaron huellas similares, pero ya desaparecieron por la acción del largo tiempo transcurrido”.
Los beneficios y las pérdidas dependen del factor humano
El artículo tiene una doble lectura. Por un lado, muestra que una parte sustancial de la elevada diversidad de la actual flora endémica Canaria es consecuencia directa de unos cambios climáticos muy recientes.
La idea de que las Islas Canarias representaron un refugio para muchos elementos de la biodiversidad continental del pasado no es nueva. “No obstante -apunta el investigador-, nuestros análisis apoyan que se produjo un aumento rápido del número endemismos debido a las extinciones en masa en el continente, y sin mucha relación con las presiones de selección natural que determinan la evolución biológica en las islas. Fue una inflación beneficiosa causada por unos cambios climáticos no relacionados con la humanidad, que enriquecieron el patrimonio natural exclusivo de las islas en cantidad y calidad. Esta es una de las aportaciones originales que hacemos”.
Pero estos resultados también alertan sobre importantes amenazas. Muchas de las especies implicadas en el aumento de endemicidad son refugiadas climáticas muy recientes, y estarían apenas empezando a tomar contacto con las altas exigencias de la supervivencia en las islas.
Caujapé explica que “lo más grave es que, a diferencia del pasado, ahora las agresiones derivadas de la acción humana se suman a las presiones propias de los ecosistemas insulares. Por tanto, la deuda climática de esta parte de la flora podría amortizarse muy rápidamente a base de extinciones, con lo cual perderíamos gran parte de nuestra herencia natural más reciente. Esperamos disponer de medios para acometer las actuaciones que eviten las pérdidas más graves, no todo tiene porqué ser negativo en el Antropoceno”.
El conocimiento más actual aplicado a la conservación
El trabajo científico que el Jardín Canario realiza desde sus orígenes sirve para mitigar desde el conocimiento muchos de los factores que amenazan la biodiversidad insular. Este centro del Cabildo representa la flora canaria cada vez con mayor detalle en sus diversos bancos de muestras y datos.
“En la mayoría de casos, los equipos del Jardín han recogido, custodiado, investigado y cultivado muestras durante décadas, con importantes repercusiones conservacionistas. Por ejemplo, las semillas del Banco de Germoplasma, junto con los conocimientos genéticos, reproductivos, taxonómicos y geográficos que aplicamos nos permiten hacer intervenciones ambientales con criterios científicos de trazabilidad”, señala Caujapé.
Con el proyecto europeo NEXTGENDEM, varios equipos del Jardín Botánico Canario están creando un entorno de supercomputación en colaboración con el ITC, el Gobierno de Canarias y GESPLAN, que permite analizar un gran número de variables asociadas a la flora y la geografía insular.
El investigador destaca que “Aún queda recorrido, pero los primeros análisis ya nos están permitiendo aplicar nuestros datos más actuales a la identificación molecular, la investigación y la gestión de especies y espacios de los territorios insulares. Esperamos seguir captando más recursos económicos y personal altamente especializado para capitalizar todos los datos disponibles sobre la flora y el territorio, mejorar este portal de análisis, e incluso implantarlo en otras regiones que han mostrado interés”.