La naturaleza “enigmática” de la flora endémica, un viaje en el tiempo y por el mundo

La investigadora del Real Jardín Botánico de Madrid CSIC, Ricarda Riina, ha ahondado en las jornadas ‘Orígenes, diversidad y conservación de la Flora Canaria’ en la naturaleza “enigmática” de la biodiversidad, algo que para ella es “impresionante” y que fue lo que la llevó a dedicarse profesionalmente a la flora.

“¿Por qué unos grupos explotaron en diversidad y formas de vida, florales, se extendieron y conquistaron todos los continentes y otras no?”, se pregunta Riina, “¿qué ha pasado con el género Ricinus (de la familia de las Euphorbiaceae) en 65 millones de años?”. Con este ejemplo, Ricarda Riina ha viajado a través del tiempo en su ponencia en las jornadas que organiza el Jardín Botánico “Viera y Clavijo”-Unidad de I+D+i asociada al CSIC. “La Euphorbia conquistó el mundo y Ricinus (originario del este de África tropical) ha viajado por todo el planeta gracias a la globalización del ser humano”. Es una especie que “ha tenido la ventaja de ser muy útil y considerada una planta mágica en el pasado”, lo que le ha permitido expandirse sin problemas, llegando a ser “potencialmente invasora” en algunos sitios.

Tal vez Ricinus en el pasado “era un género con muchas especies, y quizás un evento dramático de cambio climático o catástrofe acabó con sus hermanos y quedó sola”, es “una hipótesis, pero no tenemos evidencias para confirmarlo”, alega.

Ricinus es una especie “carismática” con una “importancia económica mundial”. Ella y su equipo ha logrado conocer en profundidad a este género gracias a “un muestreo de herbario, en concreto de una colección de 1792 que permitió captar el 80% de los genes de la especie”.

Ricarda Riina, botánica sistemática, se conectó con Canarias antes de conocer incluso las islas gracias a la familia de las Euphorbia, porque son “de un alto endemismo y de gran importancia ecológica en sus hábitats”. En este sentido, las islas Canarias están incluidas entre los puntos calientes de biodiversidad. “Canarias es un área de una diversidad muy alta de organismos y a su vez muy amenazada e importante para la conservación”. Como la ha definido, “es un foco mundial y es importante que todos conozcamos la flora canaria”.

Euphorbia en la flora canaria es “impresionante, me enamoré de esta flora”, como del cardón, el cardón de Jandía, o el cardón canario (Euphorbia canariensis) que “solo tiene un hermano en India”, lo cual “son ejemplos increíbles, porque sus semillas no son nada particular pero que hayan viajado por todo el mundo son preguntas que aún se hace la ciencia”.

Ha querido indagar en la tabaiba dulce (Euphorbia balsamífera), “conocer su historia, cómo llegó a las islas, cómo se extendió por el archipiélago”, porque “esta planta permite responder preguntas porque tiene presencia en todas las islas, en Marruecos y Sahara occidental”. Para este estudio, ella y su equipo utilizaron un kit genético que les ayudó a secuenciar 430 genes nucleares y “responder preguntas”.

Es un “elemento importantísimo del tabaibal-cardonal” y “no pensamos que una planta que vemos todos los días es solo una que ha logrado viajar desde un grupo de África” y es que es “una aventurera” que ha logrado llegar más allá del continente. “Tiene muchos hermanos y están todos en África”, ha recordado.

La tabaiba dulce es “una fuera de serie de su especie”

La tabaiba dulce es resultado de la influencia de cambios climáticos pasados que han sido cruciales para la distribución actual de la especie y el origen de las poblaciones canarias, que son fruto de la evolución del proceso de colonización a lo largo del tiempo.

En Canarias tiene especies y linajes diferentes, separados entre ellos varios millones de años. De este estudio ha demostrado que “al contrario de lo que solemos pensar, las más cercanas genéticamente no lo son geográficamente” necesariamente, ya que en este caso su pariente más similar está al este. “Gracias a estos genes podemos rechazar la hipótesis de ‘stepping stone’, porque “va de Tenerife a otras islas al este y al oeste” y no siguiendo el patrón que pareciera más lógico.

También de la familia Euphorbia, pero en otra situación muy diferente está la tabaiba amarilla, donde la genómica juega un papel clave para solventar “un problema de conservación”.

Las técnicas actuales de secuenciación de ADN permiten generar información genómica de los organismos en cantidades hasta hace “pocos años impensables” por lo que la ciencia se readapta para “redescubrir a su flora con métodos de secuenciación y análisis más potentes y eficientes”, que sacan a la luz nuevas evidencias.

Ha sido gracias a estos estudios sobre plantas canarias realizados usando datos de cientos de genes del genoma nuclear, que Ricarda Riina avanza en la conservación de especies amenazadas, como la tabaiba amarilla pero también en las especies invasoras, como Ricinus.

“Quered mucho a las tabaibas porque son maravillosas”, concluye.

 

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