El director del Jardín Botánico “Viera y Clavijo” – Unidad Asociada de I+D+i al CSIC, Juli Caujapé, ha abordado en las recientes jornadas sobre ‘Orígenes, diversidad y conservación de la Flora Canaria’, organizadas en el marco del Mes de la Ciencia, la excepcionalidad de Canarias, uno de los pocos laboratorios naturales para estudiar la evolución que quedan en el mundo.
Los taxónomos están “describiendo más especies nuevas utilizando variables morfológicas”, y “sabemos que muchos de ellos tienen unas cuantas decenas en la recámara, que aún no han podido publicar por falta de tiempo”, comentó Juli Caujapé. Además, continúa, cada vez que “aplicamos datos de secuencias de ADN a los muestreos exhaustivos que realizamos en el departamento de biodiversidad molecular y banco de ADN del Jardín, detectamos poblaciones genéticamente muy singulares que en muchas ocasiones resultan ser nuevas especies” que habían sido pasadas por alto en anteriores estudios taxonómicos.
Esto es solo la punta del iceberg, señala, en la flora nativa no endémica “la intuición nos dice que pueden esconderse también muchos endemismos del presente que no contabilizamos”.
Como recalca Caujapé, “muchos de los endemismos del futuro se están generando ahora, en este mismo instante, mientras hablamos”. Es nuestra responsabilidad “conservar los procesos que fomentan su aparición y su evolución, y contagiar a la sociedad para que nos ayude a hacerlo”, porque es de ese proceso de dónde aprenderemos más sobre la fascinante flora canaria, fruto de un sinfín de procesos, fenómenos naturales e incluso del azar, que la hace única.
“Según los datos de nuestro equipo, la historia de la flora endémica canaria ha sido resultado de constantes colonizaciones desde el continente, seguidas de rápidas y recurrentes migraciones entre islas y dentro de ellas, y de extinciones y diversificaciones en la historia”, explica, por lo que los orígenes de las especies son “totalmente heterogéneos”.
¿De dónde vino esta riqueza? La historia se remonta a unos 23 millones de años y a la actual Betancuria, en Fuerteventura, donde comenzó una “larga historia de diversificación y extinción”. Muchas especies “se extinguen por causas naturales, que recientemente están demasiado asociadas a la acción humana” y también hubo flora endémica que habitó las islas en épocas remotas y ya no existen.
La “complejidad geográfica y ecológica de las islas Canarias impone fuertes presiones de selección” a todas las especies que colonizan el archipiélago a los que algunas sobreviven y otras no, ha detallado Caujapé. En una primera fase rápida de expansión, “la selección natural hace que las especies ampliamente distribuidas se diversifiquen también muy rápidamente, o se extingan”. A veces hay “factores puramente fortuitos asociados a la deriva genética o a las erupciones volcánicos” y otros cambios geológicos que explican la gran diversidad de la flora endémica.
Sumado a esto, Canarias “siempre ha sido un refugio para la biodiversidad de otras regiones, incluso ha sido una fuente de biodiversidad para otros archipiélagos macaronésicos, o para el continente”. Durante las últimas glaciaciones, la mayoría de la flora que vivía en el norte de África continental y el Mediterráneo se extinguió, pero “muchas de esas especies habían colonizado Canarias antes de las glaciaciones y pudieron sobrevivir en el archipiélago”.
Estas especies que lograron asentarse en ‘Las Afortunadas’, que eran “visitantes” de la flora no endémica canaria con las glaciaciones se convirtieron ‘automáticamente’ en endemismos canarios al extinguirse sus parientes. Esta explosión de endemicidad en las islas es una de las curiosidades del archipiélago y habla también de la flora nativa no endémica que frente a lo que se solía pensar tradicionalmente “sería muy reciente, posterior a las últimas glaciaciones, que ocurrieron hace apenas 18000 años, muy poco tiempo en la escala geológica”.
A esta flora “mucho más ‘joven’ es difícil ponerle nombre y apellidos porque la flora nativa no endémica está muy poco estudiada en comparación con la flora endémica, que lógicamente ha recibido más atención científica”, pero que podrían dar muchas sorpresas cuando pasen bajo las lupas de los laboratorios de este centro del CSIC.
(Foto de familia de todos los ponentes de las Jornadas ‘Orígenes, diversidad y conservación de la Flora Canaria’, organizadas por el Jardín Canario en el marco del Mes de la Ciencia)