«Sería muy bonito ver que NEXTGENDEM resulta últil en otros sitios»

Alejandro Curbelo Fontelos es técnico medio del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y graduado en Ingeniería Informática por la Universidad de Las Palmas. Dentro del proyecto NEXTGENDEM se ha encargado del desarrollo del sistema informático que da soporte al almacenamiento de datos moleculares y la información asociada. Asimismo, también se ha ocupado de administrar el control y acceso de los usuarios y de los servicios que permitan gestionar esa información con mayor facilidad, tanto consultarla, como corregirla y/o compartirla.

-¿Cómo llegaste a NEXTGENDEM?
-Llegué a través de las prácticas universitarias que el ITC tenía enfocadas a NEXTGENDEM, cuando este se estaba todavía cocinando. Después surgió la posibilidad de hacer una versión de lo que he estado haciendo en el proyecto, pero más sencilla, para el trabajo final de grado. Como al final fui el mejor candidato acabé aquí, y los conocimientos que obtuve me sirvieron después para plasmarlos en esta herramienta.


-Cuando empezaste, ¿qué necesidades tenía el proyecto?
-En el proyecto necesitaban un equipo informático que desarrollara la herramienta y que gestionara el sistema, tanto de los servidores que se han encargado para alojar la herramienta y los datos, como para ejecutar algoritmos y procesos. El objetivo era rescatar las bases de datos del Jardín Botánico Viera y Clavijo y avanzar en la investigación de herramientas en bioinformática para construir este gran sistema que es NEXTGENDEM y que permita a los trabajadores del laboratorio molecular gestionar la información biológica y geográfica que va generando la toma de muestras de campo y el posterior procesado en el laboratorio.


-¿Has tenido que trabajar con otros departamentos? ¿Cómo ha funcionado ese intercambio?
Hemos tenido mucho contacto con las personas implicadas e interesadas en usar la herramienta, especialmente con el departamento molecular, pero también hemos tenido que consultar al resto de departamentos para comprender la realidad de este equipo científico, además de aprender un poco también sobre la flora y las distintas situaciones que estudian y les interesa conocer a los técnicos para gestionar la conservación y la biodiversidad de la flora en Canarias.

-¿Cómo te enfrentas a una enorme base de datos como NEXTGENDEM?
-Por suerte para mí ha sido poco a poco, y aunque sí es una gran base de datos, las hay mucho mayores, sobre todo desde la pandemia. La genética y la bioinformática están en auge, por lo que hay un buen volumen de información que hay que ser capaz de manejar y, en ciertos momentos, ha sido importante el factor de optimización.
Se empieza poquito a poco entendiendo la realidad, los datos que se manejan y haciendo que funcionen, pero de forma muy básica, y a medida que va creciendo la información vas viendo que funciona, pero no todo lo rápido que se espera. Ahí entramos nosotros facilitando el manejo de esa información, porque además para los biólogos también puede ser complicado hacerlo de la forma tradicional, mediante el uso de hojas de cálculo. Al final se trata de buscar que la herramienta permita hacer consultas, filtrado, estudio, análisis y sacar conclusiones con mayor facilidad.


-¿Con qué dificultades te has encontrado durante el desarrollo del proyecto?
-Las dificultades que hemos tenido tienen que ver con que la bioinformática, en parte, es un ámbito que está surgiendo ahora por lo que, aunque hemos encontrado algunas herramientas ya existentes que nos facilitan el camino, la comunidad aún no ha colaborado tanto, falta información para saber cómo funcionan y para sacarles el máximo rendimiento y también hemos tenido que descartar algunas.
Ha sido un proceso de aprendizaje de las herramientas, por la parte de la informática, pero también por la parte de la biología porque, como informáticos, desconocemos también las realidades, aunque ahora un poquito menos. También hemos tenido los típicos contratiempos del informático, el día a día.


-¿Contratiempos como que los sistemas se vean afectados?
-Sí, o que sea muy grande. A veces hay que rebuscar y tratar de que la construcción de ese sistema sea ordenada, porque si no después a la hora de buscar errores, o corregir y adaptar las cosas a las necesidades de los biólogos, el sistema puede que no sea lo que buscaban o no tenga sentido en su realidad. Hay que tener las cosas ordenadas y sacarlas adelante y que funcionen correctamente, como ellos buscan.
Otro problema es que son personas muy ocupadas, no dan abasto, y a veces es complicado coincidir para que nos expliquen al detalle y sacamos trabajo adelante que después hay que corregir.


-El proyecto ya está a punto de acabarse, ¿qué es lo que queda por pulir?
-Tengo la impresión de que lo que nos falta va en la línea de lo que te dije y que, como los biólogos son personas ocupadas, no han podido trabajar la herramienta todo lo que nos gustaría a nosotros. Falta que se someta a prueba para ver si realmente cumple las expectativas o no y va a haber trabajo que hacer en ese sentido.


-¿Cómo ves el programa? ¿Crees que pueda facilitar la vida de otras personas o de otros proyectos en el futuro?
-Algo que personalmente me gusta mucho es que el proyecto se ha desarrollado con una idea que nace en el Jardín Botánico Viera y Clavijo y de las necesidades que tiene, pero lo estamos construyendo para que se pueda trasladar a laboratorios de cualquier otro lugar. Creo que sería muy bonito ver que en otros sitios también les resulta útil y lo pueden emplear. Además, facilita el trabajo de la gente del jardín, pero también puede facilitar las consultas externas y las colaboraciones con otras instituciones.
Los siguientes pasos serán manejar información más completa del genoma porque ahora, con los recursos del proyecto, se trabajan regiones particulares del ADN, pequeñas, pero ya las grandes instituciones con recursos manejan todo el material genético sin pestañear, el futuro poco a poco quizás sea llegar a eso.

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