La Gomera es ya la sexta Reserva de la Biosfera de Canarias

El Consejo Internacional de Coordinación del Programa MAB (Man and Biosphere) de la Unesco ha decidido este miércoles que La Gomera se convierta en la sexta Reserva de la Biosfera de Canarias, convirtiéndose así en una de las comunidades autónomas con mayor número de Reservas, sólo superada por Andalucía y Castilla-La Mancha.

La viceconsejera de Sostenibilidad del Gobierno autonómico, Guacimara Medina, que ha intervenido ante el Consejo en París, ha agradecido junto con la consejera de Desarrollo del Territorio del Cabildo de La Gomera, Ventura del Carmen Rodríguez, la aprobación de la declaración de la isla como Reserva de la Biosfera.

En su intervención, Guacimara Medina ha destacado el compromiso de La Gomera por el desarrollo sostenible, así como la existencia de espacios de «extraordinario valor», como el Parque Nacional de Garajonay, y la «rica biodiversidad» que acoge, como el Lagarto Gigante, tal vez uno de los vertebrados más amenazados del mundo con la que cuenta la isla.

«La existencia de estos espacios de especial valor en un grado de conservación que haya posibilitado la declaración de los mismos ha sido posible porque las gentes de La Gomera han sabido convivir con una naturaleza agreste, en ocasiones dura, extrayendo su sustento de la tierra más que arrancándolo», agregó la viceconsejera.

Por su parte, el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, ha señalado que los habitantes de la isla están «de enhorabuena» puesto que esta declaración «se ha logrado gracias al esfuerzo y trabajo constante de las instituciones y los vecinos».

«Se trata de una ansiada consideración y de colocar a nuestra tierra en el puesto donde se merece dentro de los ecosistemas internacionales, siendo un reconocimiento de la realidad de la biodiversidad [de la isla] y un reto para preservarla en el futuro», añadió.

Las Reservas de la Biosfera son áreas que pertenecen a ecosistemas terrestres o costeros representativos, cuya importancia para el suministro de conocimientos prácticos y científicos y de valores humanos puedan contribuir al desarrollo sostenible. Las Reservas son propuestas por los diferentes Estados miembros y son reconocidas a nivel internacional dentro del marco del programa ‘Hombre y Biosfera’ (MAB) de la Unesco.

Cada una tiene que satisfacer tres funciones básicas que se complementan y se refuerzan entre sí: Función de conservación de los recursos, orientada a reforzar las acciones de conservación de los recursos genéticos, paisajes, ecosistemas y especies; Función de desarrollo, que pretende establecer dinámicas que integren desarrollo humano y económico con la conservación del medio, cultura y tradiciones; y Función logística, que proporciona el apoyo para la realización de proyectos de demostración, investigación, formación, seguimiento, educación ambiental y de intercambio de información, relativos a la conservación y desarrollo sostenible a nivel local, regional, nacional y global.

LA DIMENSIÓN HUMANA DEL PROGRAMA MAB

En las Reservas la población local debe jugar un papel esencial en la toma de decisiones, participando en la búsqueda y desarrollo de formas sostenibles de explotación. Esta dimensión humana de las Reservas de la Biosfera es lo que las hace distintas y especiales, dado que la gestión llega a ser, en esencia, un pacto entre la población local y la sociedad en su conjunto. Así la población local estará mejor preparada para responder a las presiones políticas, económicas y sociales externas que podrían afectar a los valores culturales y ecológicos de la Reserva.

La figura de Reserva de la Biosfera introduce en el panorama de la conservación el hecho de considerar, no ya solo la protección de los elementos naturales existentes, ecosistemas y especies y en definitiva, diversidad biológica, sino también y con idéntico nivel de prioridad la protección de formas tradicionales de explotación sostenible de los recursos naturales, que constituyen el patrimonio cultural responsable de que, por la población local, se realice la labor de conservación del ecosistema y sus elementos.

Frente a otras figuras de protección de espacios naturales, en las Reservas de la Biosfera es esencial que la población local juegue un papel activo, participando en la búsqueda y desarrollo de dichas formas sostenibles de explotación. Las Reservas de la Biosfera constituyen por tanto, espacios de encuentro entre las políticas de conservación y de desarrollo local, de forma que la experiencia adquirida pueda extrapolarse a otros territorios.

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