Isabel Santana López trabaja en el departamento de Educación Ambiental del Jardín Botánico “Viera y Clavijo” – Unidad Asociada de I+D+i al CSIC, donde llegó en mayo de 2020 tras una larga trayectoria en conservación de especies vegetales, sobre todo de seguimiento de especies amenazadas, redacción de planes de recuperación, entre otras áreas. Recientemente, en el marco de la celebración del Mes de la Ciencia, organizado por el propio Jardín Canario, promovió las jornadas Tamaramb.
Es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de La Laguna y doctora en Biología por la misma universidad. Entre 2008 y 2020 trabajó como técnico en el Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, con un trabajo centrado especialmente en la conservación de especies vegetales amenazadas.
-¿Cómo valora las jornadas divulgativas de Puertas Abiertas para los centros educativos del Jardín Botánico Canario en esta edición?
-Ha sido una experiencia muy positiva. En general el alumnado de los centros venía con mucha ilusión e, incluso, habían preparado las diferentes temáticas en el aula antes de la visita, por lo que sabían lo que iban a ver y aprovechaban mejor el tiempo en cada laboratorio.
-¿A cuántos alumnos y alumnas ha llegado esta acción?
-Han visitado el centro de investigación seis centros educativos, con un total de 174 alumnas y alumnos.
-¿Cuál es la importancia de llevar la educación en biodiversidad a las nuevas generaciones?
-El conocimiento de la biodiversidad es esencial para poder promover su conservación. En Canarias esto cobra mayor importancia al ser una de las zonas de mayor biodiversidad de Europa, pero donde casi no se es consciente de lo que esto significa. Muchas especies y hábitats están claramente amenazados pero la sociedad no lo sabe o no quiere ver lo relevante que es. Las nuevas generaciones son la clave para que se empiece a cambiar la visión sobre la biodiversidad y la necesidad de conservarla.
-¿Cuáles son las principales temáticas abordadas en el campo de la educación ambiental?
-En la educación ambiental se abordan numerosos temas. Hoy en día se emplea más el término de educación para la sostenibilidad, que incluye diferentes áreas, como economía sostenible, residuos, buenas prácticas empresariales, entre otras. La conservación de la biodiversidad debería ser un tema transversal, ya que tiene relación con todas estas áreas.
-¿En qué consiste esta formación? ¿Hay un trabajo previo en el aula?
-El objetivo principal es la concienciación, que la sociedad (escolares y no escolares) perciban que hay que valorar la naturaleza, promover su conservación y que juegan un papel importante en el futuro del planeta. Todas las acciones cuentan, y es esencial que se adquieran buenos hábitos desde la infancia, pero no solo en el aula, sino que la educación se traslade también a las familias y a los entornos laborales.
En el aula se trabajan diferentes aspectos. En los últimos años se están incrementando los proyectos relacionados con la educación ambiental en los centros educativos. Aún queda mucho por hacer y habrá que promover una mejor integración del profesorado, pero se está mejorando. Las tareas en el aula son esenciales, ya que únicamente con actividades puntuales fuera del centro no se consiguen verdaderos cambios a largo plazo.
-¿Considera que el trabajo realizado en divulgación está teniendo resultados?
-Ahora mismo se está haciendo una mayor difusión de los trabajos técnicos y científicos que hace algunos años. Sin embargo, parece que el alcance no está siendo muy amplio y, más allá de las personas que ya están concienciadas y conocen cada proyecto, no hay grades logros. Hay que mejorar los canales de comunicación e intentar buscar nuevas vías para llegar al resto de la población.
-¿Cuál es el objetivo de cara al futuro?
-El objetivo es realizar un análisis de las necesidades actuales y, al mismo tiempo, ir trabajando en nuevas metodologías y recursos para renovar todo el material educativo. El objetivo es, además, trabajar con otros colectivos, no solo escolares, e intentar implicar a sectores de la población que tengan alguna relación con el medio natural como son los clubs de montaña, empresas de actividades en la naturaleza, comunidades de vecinos, entre otros.
Otra de las metas es continuar con la divulgación del conocimiento sobre la biodiversidad y sus problemas de conservación. Si la sociedad no tiene acceso a información veraz y contrastada, es muy difícil que pueda adquirir criterios objetivos a la hora de valorar y apoyar las acciones que se realizan para promover la conservación.
-¿Cómo valoras las jornadas Tamaramb?
-En general han sido muy positivas. Tuvimos una media de asistencia de 30 a 35 personas de manera presencial, mientras que a través de la web fue de entre 90 y 134 personas. Teniendo en cuenta que noviembre es un mes repleto de propuestas de este tipo, el resultado ha sido satisfactorio. La experiencia de los centros educativos fue también muy enriquecedora, y su colaboración fue inmediata desde que se lo planteamos. Las jornadas técnicas de la mañana que realizamos con algunas ponentes y otros técnicos supuso un punto de encuentro para analizar diferentes problemas y necesidades de la educación ambiental en la isla.
-¿Cuál es la importancia del Mes de la Ciencia y sus acciones para la educación ambiental?
-El Mes de la Ciencia supone un espacio de conexión entre los trabajos de investigación que se realizan en el Jardín Botánico y la sociedad. Muchas personas ni siquiera conocen que existe un centro de investigación en el propio Jardín, por lo que es de vital importancia que se siga apostando por la divulgación y por la apertura del centro a la sociedad. Sin el conocimiento que se obtiene con los trabajos técnicos y de investigación, no sería posible realizar una educación efectiva y rigurosa, pero si no se dan a conocer estos trabajos, tampoco servirían de nada desde el punto de vista educativo y de concienciación.
